El día 18
de octubre será un día que quedará en la memoria de los
18 funcionarios que fuimos al Instituto San Fernando,
donde se realizó el VI Encuentro Nacional de
Administrativos Maristas.
Si bien hubo que levantarse temprano,
porque el viaje era largo, para así llegar temprano
hasta la sexta región ya que el programa preparado por
los organizadores era bastante nutrido, la experiencia
vivida dejó en el olvido ese pequeño sacrificio.
La gran mayoría de los que íbamos no conocíamos el
colegio, por eso la motivación principal era conocer,
pero también nuestro espíritu estaba llano a compartir,
acrecentar lazos con los integrantes de los demás
colegios y reencontrase con amigos que se han ido
generando con la realización de estos encuentros.
Nutrido programa
Una vez en el destino, la bienvenida estuvo compuesta
por varios momentos que se iniciaron con el recorrido al
Instituto San Fernando, de parte de una funcionaria que
respondía de manera amable todas las interrogantes de la
preguntona delegación.
Luego un contundente desayuno, donde el arroz con leche
se robó todas las preferencias, vinieron las palabras
de bienvenida del Rector Claudio Arellano, y un
representante de cada colegio, presentó a sus compañeros
y lo que se esperaba de la actividad.
Una Misa a la Chilena, animada por el Club
de Cueca de San Fernando y presidida por el capellán del
colegio padre Miguel Ángel Pérez, representó un
significativo momento de oración, finalizando con un pie
de cueca que motivó a varios a la pista de baile.
Acto seguido, en el auditorio del colegio,
se realizó la reflexión guiada por el Delegado del
sector, Hno. Jesús Pérez, para presentarnos las
prioridades del tercer capítulo, no sin antes mostrarnos
unos de los orgullos del San Fernando, el Grupo
Instrumental a cargo de la profesora Francisca Mena, el
cual preliminarmente tenía contemplado la interpretación
de dos temas, pero debido a la buena recepción debió
hacer dos bis.
Una dinámica grupal en el patio, que se vio coronada con
regalitos que caían del cielo, dinámica que fue la
antesala al almuerzo, otro contundente momento preparado
con generosidad por los profesores del ciclo de Media.
Lo mejor de la tarde
Tres buses esperaban a las delegaciones, luego del
almuerzo, para dirigirse a la Viña Casa Silva, un
hermoso recorrido que se inició con una demostración de
rodeo por parte de una experimentada collera que se
lució con una tiradura en rienda. En dos grupos fuimos
guiados por la Viña, para conocer del proceso y
adentrarnos por la cultura vitivinícola, que culminó con
una degustación.
La onces, otro acto de contundente generosidad se
lucieron las sopaipillas con pebre, tortillas de
rescoldo, queso y jamón. Atendidos con la amabilidad y
sencillez que caracterizan a los auxiliares maristas.
Para terminar la maravillosa jornada con
una fiesta de despedida con un cotillón cuyo baile
sirvió para quemar algunas calorías de las ganadas de
manera extra , tras un día de abundante acogida.
Sin duda una experiencia enriquecedora, quedando sólo
dar las gracias por la excelente acogida, la preocupada
organización, la fraternidad y oportunidad de vivir un
momento inolvidable.