El 18 de Abril, es un día muy especial para la Gran Familia Marista, ya que el año 1999 en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Juan Pablo II nos dio un nuevo santo, un regalo para toda la Iglesia Universal.

Los pequeños recordaron su sencillez, cercanía y su profundo amor por los niños y niñas Y su Canonización representa un sentimiento de unión en la oración y en la acción. Si bien sucedió hace 10 años, su presencia está en nuestros corazones, y nos sirve para retomar, una vez más, el compromiso con la Obra de Champagnat, de caminar juntos, Hermanos y Laicos en la misión evangelizadora, teniendo siempre presente a la Buena Madre.

Un pequeño acto, pero un gran recuerdo a San Marcelino… un educador por excelencia que dejó una profunda huella en gran parte de la humanidad.